martes, 20 de julio de 2010

Sopor Aeternus - "ella y su gato" cortometraje japones Inschrift/Epitaph...



 Lo coloco aqui en el blog, quizá por que es una forma de no perder un instante, la fragilidad que se siente en la música y en la historia del cortometraje. Debe ser por mi amor a los gatos.

martes, 13 de julio de 2010

Día a día el sentido, la inmortalidad




Intentemos despejar. Digamos que me llamo Juan o John o Juana, en fin, como quieran llamarme y llevo un trabajo cualquiera como pasear perros, atender una oficina o limpiar una casa. En este momento, estoy tirado en una poltrona azul de cuero imitación, para muchos un insulto a la estética de cualquier casa, para mi todo un tributo a la comodidad, observando cómo los mosquitos dan vueltas alrededor de un bombillo.

Puede ser azar, pero cualquiera de los mosquitos podría ser yo. Toda luz es calor, las mujeres cansadas en la lista de viernes por la noche con su perfume diciendo “hola.. ¿qué tienes para mi hoy?” un tazón de chocolate caliente o “la luz de la palabra de Cristo te salvará”, a la que acuden en ráfagas humanas algunos de mis amigos el sábado al teatro ubicado en alguna zona de la calle 13 para que la soledad sea menos infernal. Pienso también en la luz de una pantalla de cualquier café internet, en la contraseña del messenger, el clic de alguna ventana de algún desconocido que me llama y al cuál saludo sin saber que decir, unos labios, el pico de una botella de cerveza, el aire impersonal de una secadora de manos de baño público. Imagino mil cosas, recuerdo algunas del día que ha pasado y sigo observando con mayor atención los tres o cinco zancudos que dan vueltas alrededor del bombillo. A veces los envidio, ahora que prendo mi cigarrillo y tiro las cenizas en cualquier hueco de la vieja poltrona, pienso que ellos tienen centro, torpes, hasta que alguien como yo los inmortaliza en cualquiera de estas paredes que debe parecer para ellos el infinito.


¿Que será un bombillo para un zancudo? ¿Cuánto tiempo dura el centro para un ser vivo?. Los seres humanos por estadística duramos en promedio unos 75 años si no nos conectan a alguna pared como un celular cualquiera, ¿cuánto dura el centro?¿cuánto dura nuestra necesidad por el centro hasta que distraídos tomamos otros rumbos y algo o alguien nos inmortaliza en nuestro infinito? .Pienso que tengo muchos centros en tanto muchas vidas hasta en un mismo día. Soy el que gira en torno a los deberes hasta las doce del día y luego los labios de alguien me acercan cada vez más hasta que me siento en el útero. A veces el calor de una charla me llama y me siento parte de la tribu, hasta cuando recuerdo que a las 20 horas van dar el especial de U2, entonces quiero llegar rápido a casa y ser parte de ese ojo que me cuenta cosas. Otras veces me levanto creyendo que va a ser mi día, imagino todo lo que puedo conocer, imagino que hay alguien al otro lado observándome pero yo estoy adentro en esa foto y es a mi a quien se le puede preguntar todo tipo de cosas acerca del olor del lugar, a que saben las mañanas, como preparan el ajo o cual es la anécdota que más me gusta relatar.



Entonces, dejo de mirar fijamente el techo y apago el despertador para buscar el centro que se me suele perder cuando me aburro en exceso y vuelvo a caminar en fila como las hormigas.

martes, 6 de julio de 2010

No me compres una olla a presión cuando sea grande: los susurros femeninos en los blogs en la democracia del simulacro de internet

http://es.globalvoicesonline.org/2010/06/29/festival-de-blogs-colombia-la-mujer-en-la-red/



Ayer fui a ver Eclipse, ésta evolución de los cuentos de hadas para adolescentes, donde la gente sigue proclamando lo antinatural de la monogamia eterna y las mujeres con sobrepeso de 13 kilos , no son aptas para conseguir la mirada penetrante de un apuesto hombre lobo o el corazón apasionado de un flemático y bello vampiro …o vampira. En fin, después de 23 años, de pedir ser la bruja en los juegos de te de mi infancia en colegio femenino y dictar la clase de género por tres años, quedo con la impresión que las mujeres siguen siendo prefabricadas con las tecnologías del discurso, que lo único que cambia son las maneras de contar las historias de amor que no son más en muchas ocasiones que dispositivos de control y maneras de dar a cada quien su rol en la cotidianidad. Maneras de definir quién es el que espera o el que habla, quien es el que actúa y el que pide como la víctima, ser rescatado o rescatada.

En pocas palabras, la exclusión de todos aquellos que no son bellos, ni adolescentes, ni especiales para otorgarles el silencio de lo innombrado dentro de los discursos de lo ideal. Pero ¿Qué hay en ese silencio?¿acaso los hombres y mujeres que no son especiales, ni freaks particulares tienen alguna oportunidad en éste lugar donde todos en nombre del simulacro son bellos y saludables?. Para los optimistas, la respuesta sería obvia: ¡claro que si.! El mundo del internet, es un lugar abierto y democrático, ideal para fragmentar la manera de crear el discurso, no hegemónico, multicéntrico, abierto siempre a todo aquello que por siglos desde el dominio de la modernidad, no dio cabida a todo aquello no falocéntrico, masculino y viril, si por ello entendemos la construcción de lo canónico, lo verdadero y lo bello.

Esa búsqueda casi obsesa como quien se limpia las uñas hasta el cansancio de lo sublime que el romanticismo dejó y que los anteojos de la época moderna instauraron hasta más no poder en la divinidad del texto escrito que tanto amamos recitar en las universidades, es lo que supuestamente el internet pondría (para los que creen que todos los días son azules al son del Lilly Allen y no hay que comer carbohidratos por las noches) en entredicho. Así que en ese orden de ideas, lo femenino, o mejor, lo no falocentrico tendría una gran ventaja, en éste territorio de caída del dios de Descartes y los discursos no institucionales tendrían una mayor cabida. Pero si eso es así y el mundo del discurso es abierto como el campo verde de lo indy ¿Por qué sigo viendo en Sony entretainment los caballeros las prefieren brutas o me siguen llegando correos en cadena de bromas con siliconas talla 38 o los extremos de la belleza de las mujeres como una frágil flor que todos los días debes cuidar?.Algo no está bien, y lo que creo que no funciona no es el asunto de que cada vez más hay nuevos espacios para la expresión libre, como es el caso de los blogs o los perfiles, sino por decirlo de alguna manera los códigos de lectura y los mecanismos en que se construye lo que debe ser leído y todo aquello que es basura. Si, es cierto, que cada vez es más frecuente encontrar mujeres en la red, pero alguno de ustedes me puede decir ¿Cuántas mujeres frecuenta leer? Sé que las que más leen hablan de sexo , sexualidad o demás simulacros, sólo vean los blogs de los periódicos, o mis congéneres de 22 años que creen que lo más Cool es Andy Warhol o ser bisexual, o simplemente pensar llegar a los 30 como Barbie exitosa con suficiente tiempo para el gimnasio, claro sin contar, los blogs de amor y desamor, que siempre arrancan más de una palabra en la soledad y más en éste simulacro de esconder secretos en lugares públicos como es un blog.

Pero la estructura sigue intacta, todos y todas aquellas marginadas de lo falocéntrico, que no viven para ser Bella Swan o Jacob, dama y caballero al rescate, continúan sin espacios para ser leídos y al menos escuchados como voces válidas con algo que decir más allá de la cotidianidad y el cansancio del simulacro en una sociedad donde el secreto ha pasado de moda y lo más importante es ser visto. En ese último aspecto si me preguntan acerca de las mujeres, si hemos encontrado una nueva tecnología, otro dispositivo para dejar el miriñaque de la tradición, creo honestamente que no, que todo lo contrario, quizá hemos encontrado por medio de la simulación otra manera de escondernos, de hablar como siempre con susurros en la web y dejar en el mundo donde todos son saludables y populares en internet, nuestra frustración por no ser Rachel Maddow o Lady Gaga, o cualquiera de éstas presentadoras de canal de televisión, con las que las madres promedio colombianas sueñan como modelo para sus hijas de tal manera que cuando sean mayores puedan aún sin vampiro pero sí con promesa de matrimonio eterno sin capitulaciones, ser felices para siempre, para recibir cuando cumplan 40 de día de la madre una olla a presión.

No me quejo de internet, creo que la mayor parte de mi tiempo estoy conectada, pero creo que el asunto no es solo el espacio abierto de lo otro, es también, pensar como esos otros que no están en la vitrina de la buena simulación, son válidos como lecturas posibles más allá de lo freak o lo especial, en que irónicamente lo común- los treces kilos de sobrepeso, el hombre que no supera los 1.70, la mujer que pelea todos los días con su armario- puede ser un lugar seductor en estás épocas de tantos disfraces y exceso de representación.

Mientras empaco mis cajas: mi madre


El Pasado. Habitualmente vivo mis días con la idea de que los muertos están muertos y el territorio de la ausencia no es un lugar propicio para el presente. Eso en cierta forma se lo dejo a Juan Rulfo. Más sin embargo, ahora que empaco mis maletas – la semana anterior embalé la historia institucional de mi cuerpo en el resumen clínico – descubro que algunos muertos nos tocan la cara y nos dejan con el frio de la impotencia en el momento de la partida. En ese sentido me refiero a mi madre. Por 17 años he vivido con la idea de que extrañar un muerto es perder el tiempo de la vida. Así, con rabia y algo de soberbia me las he arreglado para tomar mis decisiones y seguir adelante, siempre con la premisa de que el pasado no ofrece nada para mi.
Ahora, a seis semanas de dejar el país, siento que extraño a mi madre, que la rabia no llena los espacios para un hasta luego o la promesa del regreso por aquello que se queda aquí y no puede ir a ningún lugar. Estoy en ese momento en que creo que mis alegatos a mi tradición- que es casi lo mismo que pelear con Dios para una atea recientemente convertida al agnosticismo- no van a llenar éste espacio vacío en las entrañas.

Creo que después de tantos años de vivir como huérfana, lo único que me quedo de ella es la idea, la vaga sensación de que no todas las noches, ni todos los refriados fueron solitarios. Ya ni siquiera recuerdo su olor. Tengo sombras vagas de su sonrisa y sus ojos pardos, pero ni siquiera con el lenguaje puedo decir como sonaban sus palabras. Mentalmente puedo decir que extraño su tibieza, la leche caliente por las noches mientras terminaba mis tareas, la idea de que siempre hay un puerto de partida y de llegada, no importa cuántas veces se caiga. Pero ahora después de múltiples caídas y saberse tan lejos de lo que alguna vez se señalo para mi vida, ella es ahora como en mi boca el hueco de las cuatro cordales que me extrajeron hace pocos días: sé que no las necesito para morder nada, pero cada vez que paso mi lengua, el hueco está ahí y la molestia se siente hasta que me acostumbre a su falta. Quizá la diferencia es que hay heridas que sanan más prontamente y no se abren , otras como la legendaria herida que el mismo Rey Arturo se propinó, nunca sanan y duelen probablemente hasta el fin de la existencia.


Hoy, a seis semanas de dejar mi casa probablemente para siempre, cuanto quisiera unas palabras que me dieran animo y tiernamente me dolieran por abandonar la plenitud del útero. Más es una ausencia la que me pare y es mi trabajo ahora buscar presencias para construir el presente y el futuro, para tener sentido más allá de las orfandades del que parte sin dejar su madre, o el que abandona a sus amigos, que, como bien sostiene el poeta Jattin son nuestro batallón de ángeles guardianes. Lo único presente a veces para quien decide dejar su pasado.