lunes, 19 de noviembre de 2007

Laberintica (1999) algunos poemas




Algunos poemas del primer libro




Alegato
“Ya estabas aquí antes de entrar
y cuando salgas no sabrás que te quedas”
Jorge Luis Borges


Exorcizaré mis demonios
cuando pronuncie tu nombre,
en la cueva tardía de los saberes
que se traslucen en esta noche.
Exorcizaré mis demonios
al nacer la lágrima cortopunzante,
prófuga de tus mejillas balsámicas,
cuando hilvane el secreto
de las historias que nunca fueron.
Y...
seré un damián o un ángel transverso,
seré tu sombra, seré tu cuerpo
danzando hasta hostigarme
en los corredores del espejo,
que susurran en lente hueca
los cuentos de verdugos y proxenetas.
Exorcizaré mis demonios,
y ese día, cuando recupere mis memorias
y ya sean del pasado mis ayeres,
habré purgado mi alma de tu recuerdo
y se habrán ido los demonios de mi habla...
Exorcizaré mis demonios.



Hoy soñaba

La otra noche
sentí tus dedos tibios en la almohada
arrullando mis cabellos,
como hilos de oro que toma un hada.
La otra noche
sentí tus labios tocar mi frente,
suaves y eternamente efímeros,
como los pétalos de esas rosas viejas
que colocabas frente a mis ojos... cada año.
Escuché tu voz acariciando mi nombre,
lejana, nostálgica y queda,
diciéndome que siempre estarías a mi lado.
Recuerdo sentir tus brazos, un refugio
donde ningún monstruo
me podía hacer nada,
pues al sentirme abrigada en tu pecho
no había frío, viento,
no había silencio, no había tiempo.
El calor de la eternidad
parecía ser un hecho
lejos de un fin certero.
En tus brazos no sentía miedo.
La otra noche volaba,
hasta que me di cuenta
de que soñaba.
Vi mi almohada, mi cama,
caminé por la casa
y me di cuenta de que no estabas,
de que te habías ido.
No me había dado cuenta
de que para siempre habías partido,
me habías dejado,
me habías abandonado.
Que lejos te fuiste...
pues ni siquiera en los océanos de mi llanto
te he encontrado.
Te llevaste
lo que juntas habíamos cosechado,
las promesas
y la rosas rojas de los cumpleaños
que se fueron bajo tierra
el día que te enterraron,
al igual que parte del corazón
que las dos habíamos moldeado.
Hoy soñaba...




Poema perdido

Cuando veas mi rastro en la arena
suave como un murmullo
recordarás tu andar
y olvidarás el mío:
no me busques que no he partido.






Polícroma




La ví estremeciéndose


estática en el pendulo del cielo,


como un azahar cortopunzante


en una camelía rota,


preguntando lo indecible


en súplicas necias,


en el cenit del sol...


naufragas,en la carabela


de su yo sepulcral: azul.














1 comentario:

Anónimo dijo...

Leer a Andreita es una delicia, pero no lo aconsejo para deprimidos o bipolares; sin embargo es una poesia que se puede leer pero por seguridad es mejor empuñar un arma no sea que tengamos que enfrentarnos a sus fantasmas; porque detras de esos dragones hay personas morbosas como usted que gozan con la belleza del dolor ajeno, con el sabor de su dolor con la sangre de sus recuerdos...El perro vagabundo